jueves, 13 de junio de 2013

MI FUTURO SIN ESTUDIO



Publicamos otro de los cuentos participantes en el concurso internacional de cuentos:
 "El futuro en nuestras manos"

"Otra vez estoy sentado en mi pupitre de salón de clases; aburrido, mirando fijamente al pizarrón, sin verlo realmente. La profesora, la señorita Sánchez, habla sobre la importancia de estudiar todos los días para mejorar nuestras notas.

-¿Qué me importa estudiar? Yo voy a recoger palomas- dice Joel a mi oído mientras se ríe.

Apoyo mis brazos en la mesa y sobre estos mi cabeza. Cierro los ojos y me trasporto a un lugar completamente distinto. No era ni el salón de clases, ni el patio de la escuela; donde me encontraba ahora, era mi habitación, en mi casa. Pero esta era muy diferente; no estaban mis juguetes desordenados por el suelo, ni la televisión, ni mis poster de futbolistas. Lo único que seguía siendo igual era mi cama desordenada y mi escritorio vacío.

Al ver mi pieza totalmente cambiada, recuerdo que mamá había dicho que me echaría de casa si mis notas no mejoraban mis calificaciones.

Intento no desesperarme y decido busca a mamá afuera. Esta estaba en la cocina, la que, al igual que mi habitación, también había cambiado. Los muebles, que había visto en mi casa desde pequeño, no estaban. Solo quedaba una mesa, el fregadero y un pequeño refrigerador remplazaba al anterior.

Mamá se veía mayor, más delgada, pálida y algo enferma. Estaba bebiendo un poco de agua y decía:- Kevin, lo único que nos queda es agua. Creo que se les ha olvidado cortárnosla-.

-Mamá, ¿qué ocurre? ¿Qué está sucediendo?-dije.

Mi madre suspiró y me responde:-Hijo, cuando te dijimos que estudiaras para entrar en la universidad, te advertimos de las consecuencias de no hacerlo- mientras lo dice señala el refrigerador con la puerta abierta (descompuesto, creo) y vacío.

-Pero mamá, tu trabajas ¿Por qué no vas al supermercado por algo de comida?-.

-Hijo, sabes que me han despedido hace un año y estoy demasiado vieja para trabajar-.

Comencé a asustarme de lo que me estaba ocurriendo, cuando Joel me despierta a tiempo para escuchar el timbre del recreo. La profesora ya había salido del salón y la clase ya había terminado, pero esta sería la última vez que no prestaría atención a lo que los adultos me dicen".

( María Esperanza Obreque Mistretta, 2°Medio B)


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